¿Y si te digo que ninguna de las dos y las dos a la vez? Estas técnicas se vienen aplicando en bonsái desde muy antiguo, pero por sí solas no son todo lo eficaces que deberían. Analicemos por qué.
El pinzado tradicional consiste en dejar crecer y cortar parte de ese crecimiento. ¿Cuál es el problema? No conseguimos compensar demasiado el vigor, ya que las zonas fuertes, aunque les quitemos parte del crecimiento, seguirán teniendo más vigor que las débiles, y a las débiles les costará aumentar su vigor, ya que estarán en zonas bajas, interiores, etc., y aunque no las toquemos, su tendencia es debilitarse o mantenerse
.
¿Y cuál es el problema del defoliado? Si defoliamos el árbol por completo, someteremos al árbol a un fuerte estrés, ya que lo dejamos sin su fuente de alimentación que son las hojas. Además, naturalmente responderá mejor en las zonas más vigorosas y con más reservas, y las zonas más débiles sufrirán mucho o incluso se secarán, aumentando así el desequilibrio.
¿Y qué hacemos entonces? Según mi experiencia, lo más eficaz es combinarlas. Si lo que buscamos es equilibrar las zonas de diferente vigor, combinar ambas técnicas será mucho más eficaz. Veamos cómo.
En las zonas fuertes, pinzaremos y quitaremos todas las hojas; de esta forma, se debilitarán y, además, permitiremos que la luz llegue a las zonas medias y débiles.
En las zonas medias, pinzamos y recortamos hojas o defoliamos parcialmente (en función del tamaño de las hojas de la especie que estemos trabajando); de esta forma, mantendremos el vigor medio y dejaremos luz para los brotes débiles.
En las zonas débiles, no tocaremos nada. De esta forma, al tener las yemas y hojas intactas y recibir más luz, les será más fácil ganar vigor.
¿Cuál será el resultado? Que en 20-30 días el árbol volverá a brotar y, además, lo hará de una forma mucho más equilibrada.
Si lo pensamos bien, es un método muy similar a la forma en que los animales ramonean las plantas en la naturaleza. En la zona externa, que es de fácil acceso, se comen todas las hojas; en las zonas intermedias, comen las que pueden, y en las zonas interiores, al no poder acceder, las dejan intactas. De esta forma, se consiguen unas densidades de ramificación bestiales, que seguro os han llamado la atención en vuestros paseos por el campo.
Este proceso se puede aplicar a casi cualquier especie y lo realizo cada vez que el árbol brota y, como estimula mucho la brotación, dependiendo de la especie, será entre 3 y 10 veces por temporada.
Por último, también hay que añadir que esto nos ayuda mucho a mantener la ramificación fina, ya que, al tener menos superficie foliar, las ramas engordan menos.
Si te ha gustado, suscríbete a la newsletter y recomiéndala a tus amigos.
muy bien explicado , buen post ,gracias
Genial la explicación
👏🏻👏🏻👏🏻